La imagen tiene la magia de engañar al resto de los sentidos. Llega incluso al corazón que guarda fotos dedicadas, o al sentido del equilibrio cuando la línea del horizonte está un poco inclinada. La imagen, sobre la que está basada gran parte de la cultura, es un soporte que contiene gran parte de nuestra memoria y además dibuja elementos nuevos e inexplorados a los que nos “asomamos” así estén impresos en papel o se muestren en pantalla. Con eso se construyen la televisión y las revistas. Hasta allí todo normal.
Por otro lado la gastronomía ha tomado cada vez más espacio en medios de comunicación. De un tiempo para acá los chefs son estrellas de programas, reality shows, entrevistados fijos de revistas dominicales y los estudios de cocina viven un crecimiento increíble. Un sociedad sibarita gana terreno y se entroniza otro elemento cultural hermoso a la vista y que además despierta pasiones más primigenias: la comida.
Lo que empezó seguramente en los libros de cocina con fotos hermosas, en los que la imagen casi despedía aromas mientras se leía la descripción de la receta, se nutre de nuevas sensaciones sensoriales como las de Adriá, los recorridos de Anthony Bourdain y las cámaras con macros impresionantes.
Es en ese recorrido de pupilas que saborean, se dejan provocar y activan el sistema digestivo, que se despierta el fenómeno de la Comida Porno, o el Food Porn, como lo conseguirá en Internet. En realidad no es algo nuevo que haya comida presentada con una estética atractiva. De hecho en Venezuela tuvimos la muestra de que un programa de cocina podía ser una pieza de museo audiovisual cuando aparecía Kristina Wetter, su sonrisa y los encuadres de una dirección de arte exquisita. Pero eso era apenas sensualidad sugerida, lo de ahora es sencillamente pornografía y lujuria en un plato bien ensamblado.
Corren en páginas web, foros, correos, blogs, tumblr y toda la gama de medios digitales infinidad de fotografías de tortas de chocolate que parecen esponjarse no más verlas, pizzas con hilos de queso en tensión, un pan bien horneado al que se le ve cada burbuja en el detalle de una rodaja. Allí la foto se convierte en otra cosa y pasa a tener tanto refinamiento como la cocina más exigente.
La foto de un postre en lenguaje Food Porn es hiperreal, como una chica de Playboy. En estos casos es fundamental el encuadre y el enfoque, para que parezca que puede tocarse en la pantalla y le hable al resto de los sentidos. No se trata de tomarle fotos a todo lo que se va a comer con un telefonito y luz pobre para subirlo a Facebook. Todos hemos tenido esa tentación de mal gusto y somos víctimas de algunas fotos ajenas. En este caso se trata de lograr una captura que provoque a otros.
Pareciera una soberana tontería, pero al ver la gran cantidad de contenido que se genera cada día al respecto, con galerías de hasta un millón de fotos digitales, circuitos de cocina que se fortalecen por la buena presentación de sus platos y las recomendaciones en redes sociales de sus comensales, lo hacen un fenómeno digital nutritivo e insoslayable. Hoy se coleccionan fotos de comida deliciosa como trofeos.
En algún momento se pensó que tenía que ver con lo rebuscado y exótico de un plato, pero en la actualidad se buscan estéticas más sencillas y directas, nada simplonas como las de supermercado, pero donde sí se identifiquen los elementos que conforman el bocado y su riqueza de colores, texturas… y sabores que entran por los ojos.
Por lo general vemos que las redes sociales se usan para la ostentación culinaria: hay más registros de restaurantes de lujo y locales de moda que gente comentando sencillamente que se comió una arepa o está preparando caraotas. El FoodPorn abre más bien su campo a la belleza de lo sencillo, y si se tiene un buen lente para objetos cercanos, hasta un aguacate al que se le vean los granitos de sal y una capa de aceite puede ser un objeto de culto que genere salivaciones y un reenvío en la web. Busque la palabra clave en Internet y siéntase servido.
Porno comida
Yo comí eso
24 mil usuarios han subido 418 mil fotografías de comidas deliciosas que ha comido y cuya imagen comparte con el mundo. Se trata de un grupo en Flickr de libre acceso con fotos tomadas en todo el mundo. Tienen en común la cercanía de la imagen y lo delicioso que se ve todo.La papa caliente
A Fabiana di Polo le encanta comer y sabe contar cómo, dónde y por qué. Tanto en su blog como en una tumblr y una cuenta twitter con más de 12 mil seguidores va dando pistas sobre dónde comer delicioso en la ciudad. Dan ganas de hacer una vaca para pagarle la cena y esperar sus crónicas.
Twitter: @Lapapakaliente / Tumblr: lapapacaliente
